Buscar

20 de junio de 2013

EL CASO IRÁN


El pasado 14, Irán eligió al sucesor de Mahmud Ahmadineyad. Con su inquebrantable postura en la disputa nuclear, la cúpula iraní no sólo ha recibido duras críticas desde Occidente. Teherán está prácticamente aislado a nivel internacional y las sanciones que se le han impuesto han sumido al país rico en petróleo en una crisis económica. Así deberá afrontar los nuevos desafíos el electo presidente, Hasan Rowhani.

De los ocho candidatos que se postulaban a la candidatura presidencial, el representante del Lider Supremo (Jefe de Estado) en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional fue erigido en las urnas iraníes.



La “primavera árabe” que tantas esperanzas suscitara tres años atrás, trocó a partir de la influencia occidental (principalmente por los países centrales imbuidos en la actual crisis generada por ellos mismos) en una contrariedad centrada en devorar los Estados más o menos conformes a un modelo moderno, para reemplazarlos con seudo gobiernos impulsados para no sostener una cohesión nacional que se eleve por encima de los resentimientos confesionales o regionales.

La reelección de Mahmud Ahmadineyad en 2009, tachada de fraudulenta por el ala más abiertamente reformista, fue seguida de enormes manifestaciones que encontraron una feroz represión, que, aun al día de hoy, mantiene con prisión domiciliaria a los excandidatos Mir Husein Musavi y Mehdi Karrubi.

El líder supremo, Alí Jamenei, quien heredó el poder real de la revolución tras la muerte del ayatolá Ruhola Jomeini en 1989, es, además de un líder religioso, un político consumado que tomó nota de ese sentimiento y de lo peligroso que sería para la estabilidad del clero chiita mantenerlo taponado.
La intrincada red institucional de la República Islámica coloca en el vértice del poder al líder supremo. Justo debajo de él ubica al Consejo de Guardianes, una suerte de cámara alta controlada por aquél que revisa las leyes emanadas del parlamento (Majlis), que ejerce el control de constitucionalidad y que supervisa los procesos electorales. Esto último le da poderes para certificar a los candidatos, de modo de asegurar que cuenten con las necesarias credenciales islámicas.

Rohani prometió una carta de derechos civiles, reducir la confrontación con Occidente y, de la mano de esto, mejorar la economía a partir de un disminución de las sanciones internacionales.

Hay quienes opinan que el actual presidente Ahmadineyad ha cruzado algunas "líneas rojas" dentro del país con respecto al líder supremo de la revolución y por ello ha decepcionado a mucha gente. Sin embargo, el portavoz del Consejo de Guardianes de la Revolución, Abas Ali Kadjodai, desestima esta suposición.

"Estamos en favor de la unidad –dice–. Y todos los presidentes del país, independientemente del momento, han buscado esa unidad. Todos siguen la misma política".

Irán se ha visto acorralado por ciertos países de Occidente, y también de Oriente Medio, que le están impidiendo el desarrollo normal de su economía y de su política a nivel internacional. La caída de Bashar al Assad, el presidente sirio, pronunciaría el aislamiento de Irán en la región y abriría el ataque directo de la coalición que lo acosa.

Por esto, Irán sigue prestando apoyo a Siria y ha abierto una línea de crédito de 1.000 millones de dólares para financiar las importaciones de bienes de consumo y la otra línea de 3.000 millones de dólares para financiar la compra de petróleo crudo y productos derivados del petróleo.

Además, en los últimos años, la Armada de Irán ha aumentado su presencia en aguas internacionales para proteger las rutas navales y garantizar la seguridad de los buques comerciales y petroleros. Desde 2008 Irán realiza patrullas anti pirata en el golfo de Adén para proteger las rutas de suministro de petróleo. Por allí se transporta el 33% del petróleo a nivel mundial.

Y para no quedar sitiado a nivel mundial, traspone alianzas con Venezuela, por ejemplo. El ministro de Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi afirmó que con la presidencia de Nicolás Maduro como sucesor del fallecido mandatario Hugo Chávez en Venezuela "se abre un nuevo capítulo" para reforzar las relaciones bilaterales.

En la misma línea, Nicolás Maduro manifestó tras la elección del nuevo presidente "la plena convicción de que el Gobierno de Rowhani continuará consolidando los logros alcanzados por la Revolución Islámica" y avanzará hacia "los objetivos de pleno desarrollo y bienestar para el pueblo iraní". 

La principal característica del actual Gobierno iraní ha sido utilizar las divisas procedentes del petróleo para industrializar el país, lo que ha llevado a desarrollar fuentes alternativas de energía. La reestructuración de las Fuerzas Armadas y la compra y producción de armas para abastecerlo tiene su por qué en la necesidad de defender su desarrollo energético.

Desde el lanzamiento de sus primeros proyectos en el campo de la energía atómica, Teherán ha rechazado todas las acusaciones y ha defendido los fines pacíficos de las tecnologías aplicadas.

Todo ese tiempo más del 80% de los ciudadanos iraníes apoyaban tanto el programa de investigaciones nucleares como la dedicación del mandatario a defender el derecho del país al átomo pacífico. Esta coincidencia en opiniones ha sido uno de los factores claves de la gran aceptación popular de Ahmadineyad.

Las cifras económicas que deja a su sucesor, son preocupantes. La moneda iraní, el rial, se ha devaluado en un 50% en un año y medio. La inflación registrada en 2012 fue del 30%. Sin embargo en un modelo de supervivencia debido a las sanciones y al aislacionamiento provocado por la postura de Occidente (entiéndase EE.UU. y la U.E.), dejan en claro el desafío del próximo gobierno.

La postura de Occidente respecto al petróleo persa obligó a Ahmadineyad a buscar nuevos socios, a abrirse al mundo y todos esos frutos los recogerán los próximos gobiernos. La economía actual le puede dejar un mal sabor de boca a él, a sus colaboradores y sobre todo al pueblo, pero precisamente por ello es que será recordado, por su capacidad de autosuficiencia que luego servirá para ser vitrina y modelo para otros Estados emergentes.

Es imperioso que el nuevo presidente, Rowhani, sea un continuador de dichas políticas. A pesar de representar intereses contrarios respecto a Ahmadineyad, plantear llevar adelante las políticas que más han arraigado en el pueblo iraní será el gran desafío. Continuar con la reconversión de la renta petrolera en el mercado interno.


No hay comentarios:

Publicar un comentario