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27 de marzo de 2012

MALVINAS: SOBERANÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA

De acuerdo con el Censo Nacional realizado en 1980, la población alcanzaba 1.800 habitantes sin contar el destacamento militar permanente que alberga en la actualidad 4.000 hombres. El proceso demográfico de las Malvinas gira alrededor de las migraciones, se trata de una población inestable que se desplaza hacia y desde las islas Británicas. La tasa de crecimiento demográfico es negativa desde 1921 con la sola excepción de 1931. Desde esa fecha la población disminuyó un 6 por mil anual.

Los algo más de 3000 habitantes actuales -de los cuales sólo 29 son argentinos- se han beneficiado por medidas que tomó la corona británica, una vez pasada la guerra. A casi 30 años de aquellos días, la riqueza se genera por la pesca, el petróleo, en menor medida, la lana y el turismo.

Margaret Thatcher decidió tomar una actitud proteccionista con los isleños. Por ejemplo, se les otorgó la ciudadanía plena a los habitantes de las islas, además el gobierno local fue autorizado a explotar los derechos de pesca en sus aguas, aunque éstas fueran reclamadas por la Argentina. A ello hay que añadir que todos los gastos de defensa, incluyendo la construcción de un importante aeropuerto junto a una base militar en el centro de las islas, corrían -y corren- a cargo del Reino Unido.
Según datos del gobierno de las islas, -compilados en el Economic Briefing & Forecast for the Falkland Islands-, 2007 fue el mejor de los últimos años, cuando el producto bruto interno (PBI) llegó a 172,9 millones de dólares. Si tenemos en cuenta que el PBI per cápita de Estados Unidos, por ejemplo, es de 47.200 dólares por año y el de la Argentina, de 14.700 anuales, vemos a esta cifra colocar a los habitantes de las Malvinas entre los diez primeros lugares del mundo cuando se mide el PBI per cápita.

En 2010, según datos oficiales, la pesca explicó algo más del 50% del PBI. Distintos estudios indican que la pesca en el Atlántico sur representa el 10% del total mundial incluyendo la captura en el mar epicontinental y en mar abierto.



Vicente Berasategui, ex embajador en el Reino Unido, escribió un libro sobre Malvinas que tituló “Malvinas, diplomacia y conflictos armados”. En el capítulo que se refiere a la explotación del petróleo en la zona dice: “las exploraciones se han manejado con una ligereza sorprendente, (…) los isleños han otorgado unilateralmente una serie de licencias que llegarían a 34”.
La búsqueda de petróleo en las Malvinas viene de larga data. Hace más de cuarenta años se hablaba de la presencia de barcos de exploración, con procedimientos de la época, a cargo de importantes multinacionales. Los resultados se mantuvieron silenciados, nunca lograron trascender, habrían sido archivados.

Comparado con Brasil, que ha detectado reservas mar adentro por 30.000 millones de barriles, las de Malvinas serían un logro milagroso, se habla de una cuenca petrolífera que abarca alrededor de 38.000 kilómetros cuadrados, con reservas globales del orden de 64000 millones de metros cúbicos, es decir una cantidad veinte veces mayor que todo el consumo anual de petróleo del mundo. Es por esto que el gobierno de las Islas viene tentando inversiones.

Hasta 1982, los isleños no veían un solo peso de lo que se pescaba en los mares secundantes al archipiélago, sumado a que la población que vive allí es un pueblo inglés injertado en suelo argentino, y los beneficios económicos que los llevaron a ser “ingleses”, es comprensible que pretendan ser parte integral del territorio británico.

Sin embargo el reclamo por Malvinas no es solo un reclamo de soberanía política, sino también un reclamo de soberanía económica. Mientras que los “isleños” y Gran Bretaña esperan ingresar al mundo de países productores de petróleo con recursos ajenos, los argentinos esperamos por hacernos más independientes cultural y económicamente; explotar nuestros propios recursos y redistribuir nuestra riqueza es el reclamo argentino. 

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