Los algo más de 3000 habitantes actuales -de los cuales sólo
29 son argentinos- se han beneficiado por medidas que tomó la corona británica,
una vez pasada la guerra. A casi 30 años de aquellos días, la riqueza se genera
por la pesca, el petróleo, en menor medida, la lana y el turismo.
Margaret Thatcher decidió tomar una actitud proteccionista
con los isleños. Por ejemplo, se les otorgó la ciudadanía plena a los
habitantes de las islas, además el gobierno local fue autorizado a explotar los
derechos de pesca en sus aguas, aunque éstas fueran reclamadas por la
Argentina. A ello hay que añadir que todos los gastos de defensa, incluyendo la
construcción de un importante aeropuerto junto a una base militar en el centro
de las islas, corrían -y corren- a cargo del Reino Unido.
Según datos del gobierno de las islas, -compilados en el Economic
Briefing & Forecast for the Falkland Islands-, 2007 fue el mejor de los
últimos años, cuando el producto bruto interno (PBI) llegó a 172,9 millones de
dólares. Si tenemos en cuenta que el PBI per cápita de Estados
Unidos, por ejemplo, es de 47.200 dólares por año y el de la Argentina, de
14.700 anuales, vemos a esta cifra colocar a los habitantes de las Malvinas
entre los diez primeros lugares del mundo cuando se mide el PBI per cápita.
En 2010, según datos oficiales, la pesca explicó algo más del 50% del PBI. Distintos estudios indican que la pesca en el Atlántico sur representa el 10% del total mundial incluyendo la captura en el mar epicontinental y en mar abierto.
Vicente Berasategui, ex embajador en el Reino Unido,
escribió un libro sobre Malvinas que tituló “Malvinas, diplomacia y conflictos
armados”. En el capítulo que se refiere a la explotación del petróleo en la
zona dice: “las exploraciones se han manejado con una ligereza sorprendente,
(…) los isleños han otorgado unilateralmente una serie de licencias que
llegarían a 34”.
La búsqueda de petróleo en las Malvinas viene de larga data.
Hace más de cuarenta años se hablaba de la presencia de barcos de exploración,
con procedimientos de la época, a cargo de importantes multinacionales. Los
resultados se mantuvieron silenciados, nunca lograron trascender, habrían sido
archivados.
Comparado con Brasil, que ha detectado reservas mar adentro
por 30.000 millones de barriles, las de Malvinas serían un logro milagroso, se
habla de una cuenca petrolífera que abarca alrededor de 38.000 kilómetros
cuadrados, con reservas globales del orden de 64000 millones de metros cúbicos,
es decir una cantidad veinte veces mayor que todo el consumo anual de petróleo
del mundo. Es por esto que el gobierno de las Islas viene tentando inversiones.
Hasta 1982, los isleños no veían un solo peso de lo que se
pescaba en los mares secundantes al archipiélago, sumado a que la población que
vive allí es un pueblo inglés injertado en suelo argentino, y los beneficios
económicos que los llevaron a ser “ingleses”, es comprensible que pretendan ser
parte integral del territorio británico.
Sin embargo el reclamo por Malvinas no es solo un reclamo de
soberanía política, sino también un reclamo de soberanía económica. Mientras
que los “isleños” y Gran Bretaña esperan ingresar al mundo de países
productores de petróleo con recursos ajenos, los argentinos esperamos por
hacernos más independientes cultural y económicamente; explotar nuestros
propios recursos y redistribuir nuestra riqueza es el reclamo argentino.
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